lunes, 19 de diciembre de 2011

Llegar a Zihuatanejo


El otro día visité a una amiga que también educa en casa. Me dijo que era el aniversario de la desescolarización de su hija y que había leído las páginas de su diario en las que escribió sobre sus primeros días sin escuela, cómo se había sentido y cómo las cosas habían cambiado a mejor.

Me dejó leer el diario y debo reconocer que todavía estoy impactada por aquellas palabras, por el sentimiento de alivio y de felicidad que transmitían.

Supongo que salir del cole es como llegar a Zihuatanejo después de huir de una condena a cadena perpetua. Es tan increíble la sensación de libertad que sólo quien ha estado privado de ella puede gozarla plenamente. Igual que sólo un asmático puede apreciar en su totalidad cada bocanada de aire.


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